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Lucha de Clases en los Puertos Chilenos Esbozo Histórico, Situación Actual y Tareas

Hace algunos meses asistimos a una de las movilizaciones de trabajadores más importantes desarrolladas en los últimos 10 años, nos referimos al paro portuario. Consideramos necesario remontarnos a algunos antecedentes históricos para analizar su proyección en el marco de la lucha de clases.

 

En la actualidad la reanimación del movimiento portuario aun es embrionaria y tiene grandes posibilidades de desarrollarse. Por ello nos gustaría hacer una reseña histórica del sector, para sacar algunos elementos que nos parecen importantes.

 

El movimiento portuario data aproximadamente de fines del siglo XIX, en donde aparecen las primeras luchas reivindicativas por parte de los trabajadores, en el año 1897 se funda la unión socialista (entre sus fundadores está Magno Espinoza, Luis Olea y Alejandro Carvallo), organización que no perdura mucho en el tiempo a causa de las desilusiones de sus integrantes respecto de los mecanismos legales de lucha y el acoso represivo del cual son víctimas. En este periodo el movimiento obrero se vio fuertemente influenciado por el anarquismo, estos avanzan primero en la creación de sociedades de socorro mutuo, que darán paso a la unidad gremial, impulsando así las sociedades de resistencia. Al rededor del 1900 se empiezan a consolidar las primeras organizaciones de trabajadores marítimos portuarios, agrupados en gremios por oficio, formando así las asociaciones en resistencia. Esta forma de organización se dio principalmente en la zona central, no solo abarcó trabajadores portuarios, también incluyó a gremios panaderos y de ferrocarriles entre otros. Por otro lado en el sector norte del país se crea la mancomunal obrera, que tiene inicios a contar del 21 de mayo de 1900, en donde la composición de esta tenía como principales protagonistas a obreros portuarios junto con los trabajadores de la pampa salitrera. La mancomunal cubrió todo el norte grande con gran fuerza y capacidad de movilización, si bien esta logra extenderse a la zona centro y sur, no lo hará con la misma fuerza que en la zona norte. Los años en que la lucha se expresa de manera más abierta son en diciembre de 1901 y enero de 1902, estos enfrentamientos tendrán lugar en el norte grande con una huelga que duró 45 días obteniendo victorias parciales en torno a su petitorio. En 1903 la movilización se desarrollará en la región de Valparaíso, en donde se paralizó por completo la activad portuaria, a causa de la nula respuesta a las peticiones de mejoras salariales y de trabajo. El día 12 de mayo del mismo año los trabajadores se concentrarán fuera del diario El Mercurio de Valparaíso, siendo reprimidos violentamente, concretamente se abrió fuego contra los manifestantes, lo cual desató la ira de estos, llevándolos hacia la compañía sudamericana de vapores prendiéndole fuego. Para calmar esta manifestación tuvo que intervenir las fuerzas armadas dejando un saldo de 50 muertos aproximadamente. Posterior a ello cuando se desarrolla la movilización de los obreros salitreros, en diciembre de 1907 en el norte grande, los portuarios de la zona centro paralizan sus actividades en solidaridad con ellos, esta manifestación de apoyo entre clase data del siglo XIX cuestión que es de suma importancia recordar y comparar al calor de la lucha actual.

 

La disolución de la mancomunal se da a fines del año 1912, con ello se termina uno de los órganos más combativos de los trabajadores de la época, esta disolución se da principalmente por problemas de disputa interna entre las diversas tendencias políticas que allí convivían sumado al acoso represivo, cabe destacar que estos fueron brillantes años de lucha para los trabajadores, pese a la carencia ideológica que tenía la mancomunal, supo incorporar la acción directa de masas como un medio válido para obtener victorias en torno a sus reivindicaciones, cuestión que luego será rescatada por la FOCH, IWW (1919 Trabajadores Industriales del Mundo) y la CGT. Pese a que el gremio marítimo siguió organizado en la IWW, este no tuvo el esplendor antes visto a causa de la represión ejercida por los distintos gobiernos, y por la serie de disputas internas que llevaron a perder cohesión y unidad en la lucha, pero con la aparición del proyecto ley en el 1921 del sindicalismo legal (ley que se hace efectiva en el 1929 con Ibáñez Del Campo), y la represión hacia los sindicatos libres por parte de la dictadura ibañizta de 1927 a 1929, marca el definitivo retroceso del sindicalismo libre y con ello sus niveles de combatividad. Pese a lo anterior seguiremos viendo en la historia episodios de lucha por parte del movimiento portuario en conjunto con otros sectores de trabajadores, como lo fue la huelga de 1955, en donde la CUT (fundada en 1953), solo brinda un apoyo formal, notándose en ese minuto la desviación reformista que había tomado el partido comunista, olvidándose de los principios que había establecido Luis Emilio Recabaren. Desde este periodo quizá podríamos hablar del distanciamiento del movimiento portuario con el ala tradicional del sindicalismo chileno enmarcado en la organización de la CUT. Desde el año 1898 a 1924 podemos distinguir el desarrollo de un sindicalismo libre, el cual pese a su carencia ideológica y vocación de poder se caracterizaba por una gran solidaridad de clase, la masividad en su movilización y la interiorización de la acción directa de masas como medio efectivo para la consecución de sus demandas, y que pese a la violenta represión seguía multiplicándose, y sumando trabajadores a su asociación.

 

Luego, al abrirse el periodo de sindicalismo legal, en 1963 se convoca al primer congreso de trabajadores portuarios, con la vocación de formar un organismo con unidad nacional y así darle cuerpo a la FENATRAPORCHI, cuestión que se logra estableciendo vínculos con los distintos trabajadores portuarios del país, todo dentro del marco legal, consiguiendo así un plan habitacional preocupándose de la educación de sus integrantes y de su bienestar en general. Proceso que 10 años más tarde se verá truncado a causa de la dictadura militar, periodo donde se implementa el plan laboral, o el nuevo sistema de pensiones, pero principalmente por la violenta represión en donde se dio muerte a un sin número de dirigentes, siendo otros tantos exiliados. Aquí ya podemos ver que el marco establecido para la movilización de los trabajadores estaba regido por el código del trabajo, y sujeto directamente a la legalidad burguesa1.

 

Si bien la intención no ha sido entregar un estudio histórico (con la rigurosidad que este requiere), la reseña busca identificar rasgos característicos del gremio portuario, para establecer una comparación con la actualidad.

 

Históricamente las movilizaciones de esta rama han sido de suma preocupación para la burguesía debido a la posición estratégica que ocupan estos en el marco del patrón de acumulación capitalista, pese a que esta rama genera producto interno bruto marginal, se debe tener presente que Chile tiene actualmente 20 tratados de comercio firmados con 60 países, lo que representa casi a un 61% de la población mundial, por ende es posible deducir que casi la totalidad del flujo de mercancías tanto de importaciones como exportaciones (principalmente materias primas), se desarrolla vía marítima, para ser más específicos la carga movilizada a través de la vía marítima en el plano de las importaciones es de un 92% y en exportaciones representa un 96%, ambos índices calculados en torno al tonelaje transportado, datos correspondientes al año 20122. Con lo mencionado anteriormente podemos deducir a primera vista que un paro prolongado en el tiempo sería un dolor de cabeza para la burguesía; dicho y hecho, la movilización se extendió alrededor de un mes, y se inició en el puerto de mejillones, estos poniendo a la palestra directamente la problemática de las formas más crudas de subcontratación: la eventualidad, contrato que tiene duración por el tiempo que se prolongue la faena, luego de terminar esta, el trabajador pasa automáticamente a ser cesante, lo cual permite a los empresarios regular las fluctuaciones del mercado, solicitando mayor o menor cantidad de trabajadores según sea la intensidad del trabajo, reduciendo así los costos de la fuerza de trabajo en la actividad marítima. Lo que específicamente se reivindicaba era el derecho a negociar de manera colectiva con la empresa, en las mismas condiciones que los trabajadores contratados, por lo tanto la necesidad de reconocer la existencia de un solo sindicato que agrupara eventuales y contratados, cuestión imposible en la actual legislación laboral chilena. Esta lucha toca un aspecto medular del código del trabajo; sumando a ello el pago retroactivo de la media hora de colación, reivindicación ligada directamente a la victoria alcanzada en mayo del 2013 donde se reconoce el pago de un bono de colación de $3600, pero además de ello, poniendo en cuestión el hecho de que la media hora de colación es un derecho irrenunciable, por lo tanto lo que se pone en cuestión es la escasa regulación que ha tenido el gobierno en las faenas portuarias, además de cuestionar de fondo y sacar a relucir la problemática de la jornada laboral, otra vez rompiendo el código laboral al intentar modificar los aspectos relativos a la modificación de jornada de trabajo.

 

El paro rápidamente se extiende hacia otros puertos, paralizando un total de 14 faenas, cuestión que puso en alerta a la burguesía chilena al instante, trayendo a la memoria el paro de mayo del 2013 con una prolongación de 20 días aproximadamente, que se propagó raudamente a nivel nacional. Los portuarios lograron articularse como una fuerza única en mayo del 2013. En términos generales existe una línea presente de aprendizaje importante a rescatar, y que es la articulación nacional por rama, lo que además permitió la consolidación de la unión portuaria a nivel nacional, que estableció la movilización en solidaridad con otros puertos cuando esta fuese necesaria. Cabe recordar que la unión portuaria establece mecanismos democráticos con vocerías revocables, lo cual permite un control de las bases hacia sus dirigentes, sumado a lo anterior estos se movilizan en una fecha con una ventaja táctica excepcional: la temporada de exportación frutícola, en donde las potenciales pérdidas por putrefacción de la fruta, o por no pasar los controles de calidad para la exportación, representan mermas en millones de dólares, además de poner en juego la imagen de las concesiones de cada puerto frente a las compañías de transporte marítimo, de hecho el conflicto adquiere su poder a causa de su masividad y prolongación en el tiempo, lo que obligó a que otro actor entrara con un papel secundario dentro del conflicto: los exportadores de fruta. La imagen más clara de esta situación es la manifestación en ambas movilizaciones de la ASOEX, la FEDEFRUTA, y la CPC; si bien en el paro de mayo del 2013 la posición de las asociaciones mencionadas anteriormente tendió a destrabar el conflicto, en la manifestación de diciembre de 2013 a enero 2014, la posición fue diferente, si bien se apeló al Estado como garante para el desarrollo del diálogo, en reiteradas ocasiones hablaron de iniciar acciones legales, solicitando directamente la invocación de la ley de seguridad interior del Estado, amenaza proferida por la boca del timonel de la ASOEX Ronald Brown, además indicó que estimaban las pérdidas en $200 millones de dólares EE.UU.

 

Es importante además observar como la burguesía avanza en aprendizajes en su forma de ejercer la presión, esta situación directamente vinculada con la profundización del Estado contra insurgente. Como primer punto, la guerra mediática que enfrentó el sector portuario, señalado en los medios masivos el impacto de la imagen país frente a los exportadores, las consecuencias a nivel económico, la condena a los actos de violencia. De hecho en El Mercurio apareció una inserción del grupo Von Appen, llamando a la intervención del gobierno en el conflicto, además de aparecer la SNA3 llamando a la prudencia y divulgando el desabastecimiento de alimentos para la agro industria; por otro lado tenemos el ejercicio de la violencia selectiva hacia dirigentes portuarios, en donde fueron secuestrados y golpeados, amenazándoles para lograr darle termino a la movilización; el ejercicio de poner a los trabajadores versus los trabajadores, en este sentido los empresarios de la fruta movilizaron a sus trabajadores (incentivados económicamente), en contra de la paralización portuaria, apelando al desempleo que causaría en los trabajadores agrícolas de temporada, acusando a los movilizados de inconscientes. Algunos llevaron buses con trabajadores a Santiago para manifestar su descontento; otro punto y uno de los más importantes tiene que ver con la domesticación de los trabajadores, y enraizamiento del ala reaccionaria de los portuarios, siendo el puerto de Valparaíso uno de los más emblemáticos, con esto nos referimos a un hito que marca profundamente la posición del partido comunista en el actual periodo, en donde la CUT encabezó una reunión compuesta por Arturo Martínez, el ministro de trabajo del gobierno de Piñera, Juan Carlos Jobet, y los dirigentes de los puertos no movilizados, en este caso Valparaiso y Puerto Montt, en donde se estableció el pago de $1.750.000 para estos puertos. Un hecho para nada casual, ya que en paralelo a que los portuarios desarrollaban su movilización la presidenta de la CUT mantenía reuniones con la CPC, en miras de poder generar acuerdos que permitieran avanzar en temas laborales, con el objetivo de que estas no tocaran las bases del modelo, e intentar desmovilizar a los trabajadores con la finalidad de mantener la gobernabilidad.

 

Por lo mismo frente a la crisis de legitimidad de las clases dominantes, y con la oportunidad de reacomodo en la conducción del bloque en el poder a través de la elección de la Nueva Mayoría, el sector portuario adquiere suma relevancia para la profundizaron de esta misma crisis, debido principalmente a que el reformismo posee una influencia marginal dentro del sector, y se representa principalmente por las cercanías con los puertos de Valparaíso y Puerto Monnt. Cabe recalcar que los grandes aprendizajes y la voluntad de movilización se ha conseguido a causa de los triunfos alcanzados por los portuarios, cuestión de suma importancia para poder impulsar movilizaciones futuras, en esta misma línea se recuperan elementos dentro del gremio en el presente, como la solidaridad en la movilización con otros puertos, lo niveles de combatividad que si bien aún no son de los mayores, representan la relegitimación de la violencia organizada como forma de lucha o el accionar directo de las masas para la conquista de las reivindicaciones. Por otro lado es importante abrir el debate en torno a la creación de la unión portuaria, la cual no es una herramienta legal de lucha, y que la articulación que hoy en día brinda este organismo permite deshacerse de las ataduras de la legalidad burguesa y hacer trizas, en los hechos, con el código laboral vigente. Cabría preguntarse si ésta tiene la potencialidad de desarrollarse con las características del sindicalismo libre, no necesariamente en su contenido pero si en la posibilidad concreta de relegitimar la violencia organizada y el clasismo dentro de ese espacio.

 

A modo de síntesis valoramos la movilización de los trabajadores portuarios, y quedan planteadas tareas urgentes frente a la articulación de este sector. En el desarrollo de esta línea está la posibilidad de romper con la hegemonía reaccionaria y reformista, en puertos como Valparaíso y Puerto Montt, y en general en todo el país. Precisamente la consolidación de la Unión Portuaria, como un órgano de facto que permita profundizar el estado de crisis de legitimidad de la clases dominantes; desarrollar la fuerza revolucionaria de los trabajadores asalariados, proletarios finalmente, que son quienes transportan en su seno, generación a generación, la posibilidad de cambio cambio radical de la sociedad actual. Nos parece preocupante la declaración emanada desde la Unión Portuaria del Bio Bio acusando intentos de manipulación por parte de algunas organizaciones políticas de la movilización de los trabajadores, negando así la posibilidad de la participación de estas dentro de las organizaciones de trabajadores. Si bien no compartimos la forma de implementación de la política de estos sectores, creemos que la posibilidad de que el movimiento portuario se oriente hacia la construcción de las luchas reivindicativas concretas y de la lucha política por el socialismo es real y concreta, entendiendo que la clase trabajadora es la que posee la misión histórica de derrocar a la burguesía, precisamente tiene que ver con la conducción revolucionaria que tengan estos sectores, por ello creemos que precisamente se deben hacer esfuerzos significativos por parte de las organizaciones políticas revolucionarias para la inserción de nuestra fuerza en los espacios que definamos como importantes para el desarrollo de la política revolucionaria, así como también poder combatir estas posiciones que expresan el gremialismo de este mismo sector, o de cualquier otro.

 

Saludamos a todos los trabajadores que han emprendido este largo proceso de lucha por las justas demandas que estos presentan, que el llamado es a seguir en esta misma senda de la lucha y de combatir la burocracia, las posiciones reaccionarias y reformistas, seguir avanzando en los métodos de lucha, en el desarrollo de la conciencia revolucionarias y en la organización de los trabajadores para la construcción de una sociedad verdaderamente mejor para quienes tienen diaria y cotidianamente en sus manos la construcción de todas las riquezas que existen, han existido y existirán en este mundo.

 

Juan Railef - Trabajadores al Poder

San Antonio, Abril de 2014

 

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